“Deshaced ese verso,
quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma...
Aventad las palabras...
y si después queda algo todavía,
eso será la poesía.”
quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma...
Aventad las palabras...
y si después queda algo todavía,
eso será la poesía.”
Volví a leer Trenat d´onades i remors, pero esta vez usando un diccionario y, aunque cualquier traducción de poesía puede resultar empobrecedora, entendí muchas cosas más, entendí que hay poemas que, pudiendo ser autobiográficos, contienen retazos de las biografías de todos nosotros; entendí que hay un mar y un paisaje, Cadaqués, que son el mar y el paisaje con los que todos soñamos, ved si no Sal turquesa (p. 94) o Pòntica de setembre (p. 106); que hay una gata, la Tigri, que nos ha lamido el corazón y lo ha desgarrado con su muerte; que hay relatos de amores y pérdidas, más de pérdidas que de amores, porque para Montserrat como para nosotros sigue siendo “corto el amor y largo el olvido”, así Soliloqui I (p. 46), Lluny (p. 83) Lament (p. 22) o Comparació (p. 97).
Existen personajes que despiertan compasión, como las Nùvies (p. 20), la Nena somalí (p. 70) o Barbie (p. 82). Algunos viven en países lejanos, lugares de dioses y de mendigos, como el Captaire D´Atenes (p. 54).
Hay reflexiones sobre la poesía, El primer esglaó (p. 56), Interrogants (p. 50); referencias al arte, Museu Britànic (p. 26) Madeleine de R. Cases (p. 52), Igor Mitoraj (p. 61), y mucha filosofía de la vida: Sota un arbre (p. 60), Per comprendre (p. 63).
En fin, en Trenat d´onades i remors encontramos la poesía honda que nos descubre las palabras que necesitamos para expresar nuestras vivencias, miedos, sueños, gozos, amores y desamores, paisajes, aquello que la literatura sabe contarnos en torno a lo que constituye una vida.
Viky Frías y Mercedes Merino
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