domingo, 19 de abril de 2009

Cerebros de repuesto


Cada día al levantarme acudo a mi jardín, me acerco hasta el inmenso nogal que tengo plantado en el centro, abro una nuez, y me coloco su contenido dentro del cráneo. Por la noche tiro a la basura los restos de la nuez, antes de que comience su ciclo de putrefacción.
Jamás arrastro pensamientos pasados, porque mis circuitos neuronales se renuevan cada día. No sé lo que me deparará el mañana; ello dependerá del cerebro-nuez que me toque en suerte. Hay cerebros ennegrecidos que me producen pensamientos fúnebres, cerebros secos y descarnados, cerebros maduros, cerebros del país y cerebros de California,…
Gran parte de las noticias del periódico han dejado de interesarme; sólo me ocupo de las plantas, los árboles, las plagas,…

1 comentario:

M. Godúver Mercedes Merino Verdugo dijo...

Has solucionado
lo de renovar el
cerebro y que no
acabe enquistado.
Busquemos el
fruto o fruta que
contenga dentro
un corazón nuevo
y nos lo ofreces
como lo has hecho
con las nueces
para que renazca
cada día bueno.
No permitamos
que nos paremos.