jueves, 10 de diciembre de 2009


PEL BROC GROS
No l'obscura mirada de qui trepa
i busca honors i reconeixement
sota una disfressa impecable.
No el seu posat i el capteniment fals
que l'assimila a un animal astut,
covard, en el fons, i a la defensiva.
No l'altivesa del voltor,
ni el reietó que tots duem a dintre.
Més aviat l'esguard serè i nítid
-del tot aliè a la intriga-
de qui es fa a si mateix amb paciència,
amb la saviesa i la contenció
d'anys de treball i d'anys d'aprenentatge,
en els quals cada horitzó és un nou repte,
punt de partida que eleva el llistó.
I sempre, la grandesa de qui,
en tot allò que emprèn i amb tothom,
no dubta a vessar el cor pel broc gros.
(Al meu pare 28-X-2009)

martes, 10 de noviembre de 2009

Somni

Beurem el mar i ens menjarem el vent
assaborint-lo.
Obrirem grans els braços a la pluja
Navegarem per entre els raigs de sol
Madurarem a recer de la lluna.

Tindrem l’amor com a segona pell
per sempre.

sábado, 17 de octubre de 2009

II Congrés de dones de Barcelona

IIn Congrés de Dones de Barcelona

Assisteixo al IIn Congrés de Dones de Barcelona; unes 1500 dones inscrites per al divendres 16 i el dissabte 17 d'octubre. També vaig assistir al Ier, el 1999, ara fa deu anys.
Es parla de la importància d'integrar les dones que venen de fora -que només acceptant les diferències és possible assolir la igualtat- i de la diversitat enriquidora que hi ha entre totes nosaltres.
La Marina Subirats exhorta l'auditori a considerar-nos deesses -omnipotents-, creatives i emprenedores, sense pensar en les dificultats, per fer-nos visibles arreu.
Però, sobretot, crec que el resum d'aquest congrés és el desig de totes, d'una banda, d'anar conquerint espais de vida ciutadana i de decisió, i de l'altra, de replantejar la ciutat i la vida del futur des d'una mirada de dona -en clau de dona- per tal que totes i tots hi guanyem en qualitat, en felicitat i en benestar.
Cal canviar les normes que han fet els homes i introduir les nostres normes. I això de manera que l'objectiu no sigui merament monetari i d'acumulació de riquesa -com en l'actual sistema, gestionat majoritàriament per homes enganxats al patriarcat més ancestral (mireu, sinó, com van saltant a la llum les cobdícies i corrupcions d'entitats gestionades per homes)-, sinó que sigui un model més participatiu, en el qual l'atenció se centri en el futur i en el progrés, sense desviar-la, però, de tot el que hem heretat d'experiència i saviesa de dones al llarg dels anys, i tenint molt en compte les fites ja assolides per totes aquelles que ens han precedit i que s'ho han jugat tot pel benestar i les llibertats de què ara gaudim nosaltres.
Així, doncs, no val a badar, que se'ns ha girat feina!

Montserrat Gallart











martes, 11 de agosto de 2009

El diluvio

Había llovido intensamente durante cuatro días, y seguía sin tregua ni descanso como si el cielo se hubiera abandonado a su suerte. La pequeña ciudad se había paralizado, obligando a sus habitantes a encerrarse en sus casas y redescubrir placeres olvidados para llenar tantas horas de tedio. Sin ir más lejos, la familia González, había retomado no sólo el placer de la siesta, si no que Miguel y Carlota, vete a saber que poder afrodisíaco contenía la lluvia incesante, que consiguió revivir en ellos una líbido que ya no recordaban. Se había acabado el “aquí te pillo aquí te mato”. Sus encuentros amorosos a la hora de la siesta, habían retomado la sensualidad y la minuciosidad de otros tiempos más lentos y lúdicos.

La abuela Irene ya hacía tiempo que tenía en su programa diario la cabezadita de después de comer, por lo que ella no había modificado sus costumbres. Al niño, Alejandro, le importaba un pimiento la siesta. Para él, esa novedad, esa alteración de su rutina, le daba ocasión de encerrarse en su habitación, para entregarse sin prohibiciones paternas, al mundo de los videojuegos. Como niño moderno que se precie, a sus ocho años, sus habilidades en el tema eran sobresalientes.

Ese día, de cielo plomizo y amenazador, siguiendo la nueva rutina, al acabar de comer se retiraron a descansar. No había pasado mucho tiempo, cuando la abuela Irene, por una necesidad imperiosa de acudir al lavabo, puso los pies en el suelo. Mejor dicho en el agua. Las zapatillas, sus maravillosas zapatillas azules, flotaban caprichosamente y a medida que el agua iba subiendo se iban introduciendo en las estanterías para invitar al baile a los objetos más variados. Las flores de plástico, las velitas decorativas, algún libro, incluso el tapete de ganchillo se apuntaron a la fiesta. La abuela tardó unos segundos en reaccionar. Se puso en pie y mientras perseguía las zapatillas, palpando con cuidado lo que pisaba, gritaba histéricamente.

Carlota y Miguel aparecieron desnudos y atolondrados en el pasillo. Su sueño, su dulce sueño post coito, se había interrumpido bruscamente. Iban arriba y abajo, ahora recogían objetos, después se empujaban renegando, entraban y salían de las habitaciones sin saber que hacer. Carlota se vió desnuda, despeinada y con los pies en remojo, en el espejo de su habitación. Lo grotesco y absurdo de la escena le hizo estallar en una risa llorona y convulsa.

Antes de que pudieran volver en sí mismos y observando la velocidad con que aumentaba el volumen del agua, oyeron un vocerío en la calle. Reconocieron la voz de Antonio, un vecino de dos casas más abajo que les conminaba a salir con prisas. Las otras voces eran del grupo que ya se había acomodado en su viejo camión con unos pequeños bártulos imprescindibles, el miedo pintado en el rostro y algunas lágrimas.

La abuela Irene, gimoteando, empezó a recoger aturdida, algunas cosas: las fotos de su Anselmo, que en paz descanse, la de sus nietos, la de sus hijos. El joyero. Y de ropa, por lo menos el abrigo y los zapatos que se compró por navidad. Ay, por Dios, casi se olvidaba de su ropa interior, y lloriqueó un poco más. Donde iba a ir ella sin su ropa interior.

El agua subía vertiginosamente, Carlota y Miguel abrieron corriendo la puerta de la habitación de Alejandro. El niño no estaba allí. Los gritos desesperados llamando a su hijo, contagiaron a la vecindad instalada en el camión salvavidas. Todos gritaban. No hubo manera. La abuela no quería marchar de allí sin su nieto, Carlota tampoco. Finalmente rindiéndose a la evidencia del escandaloso nivel del agua y oyendo las sirenas de los bomberos, en la confianza de que ellos se encargarían, la familia González con su niño ausente, se colocaron en el remolque del camión de Antonio. Allí se unieron a los lloros y las lamentaciones de los demás vecinos.

Cubierto con su chubasquero y agazapado en lo alto de la gran higuera que desde siempre había protegido la casa de los González, Alejandro contemplaba la escena más divertido que asustado. Aquello era mejor que la play-station.

Las calles del pueblo que divisaba desde su atalaya, se habían convertido en un auténtico río. La fuerza de la corriente se llevaba a su paso objetos y animales. En aquel momento unos ladridos que parecían lloros, le hicieron girar la vista. Un perrillo menudo, había conseguido encaramarse a un contenedor de basura que velozmente se precipitaba calle abajo, hasta que un tronco caído le hizo detenerse. Alejandro se prometió a sí mismo que iría a rescatarlo, en cuanto dejara de llover.

El agua se había paseado impunemente por locales y edificios, había arrastrado todo lo que se le había puesto por delante. Bajaban instrumentos de música sin orden ni concierto. Bajaban pancartas con caras de políticos retocadas y sonrientes. Bajaban atriles con siglas de partidos, carentes de toda solemnidad y triunfalismo. Habían sido las elecciones ese fin de semana. Algunos televisores iban por su lado y los sofás por otro. El agua en su turbulencia, había deambulado por la Morgue y se había llevado cadáveres a medio vestir, bajaban silenciosos y serios como si les fuera la vida en ello. Desde su escondrijo, Alejandro, los vió como se acercaban, y pensando que nunca había visto un muerto de cerca, se dijo que porque no aprovechar la oportunidad, y se cambió de la rama al tejado, para ver mejor el espectáculo. Eran como muñecos pensó Alejandro, tampoco había para tanto. Se lo contaría a sus colegas.

Entonces empezó a llamarle la atención los objetos que se deslizaban calle abajo. La tromba de agua había asaltado una juguetería y bajaban osos de peluche, barbies, locomotoras, triciclos. Hasta que una pequeña barca inflable se quedó atrancada junto a la verja de su casa. El niño no se lo pensó dos veces. Hacía rato que creía que la auténtica aventura estaría al final, allá donde se dirigía todo, fuera donde fuera. De un salto fue a parar a la barquita y empujando con un palo, consiguió ponerse a merced de la corriente. El perrito, que permanecía temblando y ladrando sobre el contenedor, al verle se lanzó y nadando alcanzó la barca donde fue recibido con un chorreante abrazo. Rodeados por muertos flotantes, juguetes, instrumentos y múltiples y variadísimos objetos, Alejandro y el perro al que llamó Pepón, siguieron su viaje rumbo al paraíso.

lunes, 6 de julio de 2009

Espígol



No ploro el que vaig perdre
perquè res no és perdut...

L’espina que duia clavada
s’ha anat desprenent amb els anys:
oblit profund, memòria de tot
exempta de ressentiment.
Voldria retrobar-te,
però la solitud
no s’emplena amb un nom...

Malgrat tot, puc tornar a dir que t’estimo
amb aquell amor de gust de cirera
i d’albercoc madur.
No hi fa res que tu hagis tancat la capsa
de la tendresa, que la tinguis
segellada per sempre més.
L’espígol dels meus pensaments
t’enviarà perfums de reconciliació
de forma imprevisible
fins el dia que es digui la paraula...

sábado, 4 de julio de 2009

AMIGUES DE CABELLS BLANCS

Hem volat per damunt dels turons
hem trencat murs de pedra, duríssims
hem obert camins i dreceres.
Ballant sota la pluja,
amerades de suor i de llàgrimes,
ens hem llençat rient, bojament
cap a les onades.
Nues, despullades del pes de la història,
deixant enrera tabús i cadenes,
ja sense aturador,
hem estrenat noves vides.
I ara, no obstant,
en aquest punt serè on ens trobem,
amigues de cabells blancs
des de l’alçada de la nostra petita saviesa
contemplem defallides
que no ha arribat l’hora del descans.
El merescut descans
no és encara possible,
perqué cal mantenir,
per les nostres filles
i per les filles de les nostres filles,
el cor amatent,
l’esperit combatiu
ja que, en realitat,
res no ha canviat.

martes, 16 de junio de 2009

El día de los boleros

Sí tu me dices ven lo dejo todo.
Cantando en la ducha Mónica empezó ese día. Sin saber como, el agua tibia y el bolero desafinado y con la letra medio inventada, vinieron a ser un extraño sortilegio, que se llevó los malos augurios con los que se había levantado.
Llevaba ya mucho tiempo sin levantar cabeza. Su espejo se había empañado, era opaco y se desdibujaba su perfil, así se veía y no sólo por los vapores del baño. Curiosamente, la letra del bolero que entonaba venía a resumir su historia más que de amor de desamor.
Efectivamente lo dejó todo, se dejó incluso a sí misma.
Hacía un día fresquito y al salir a la calle, por un lado agradeció la brisa que acabó de despejarla y la ayudó en su recién estrenada actitud de plantar cara, y por otro sintió la necesidad de arrebujarse en su bufanda.
El paso ligerito no le impidió escrutar con la mirada a las pocas personas con las que se cruzaba, anhelando miradas nuevas y aprobatorias como adivinando su nueva visión de las cosas.
Le dejaría, así simplemente, le dejaría.
Y no obstante, él se había convertido en parte de su alma, ya nada le conformaba si no estaba junto a él.
Cogió el metro y su decisión se iba diluyendo, porque era , aunque no quisiera, esclava de sus ojos juguete de su amor.
Pero sí, tenía que decidirse, aquello no era vida. Recordaba el día que él le dijo: Eres la culpable de todas mis angustias, de todos mis quebrantos, llenaste mi vida de dulces inquietudes y amargos desengaños.
Miró la hora y tuvo que acelerar el paso, llegaría tarde al trabajo y el mal humor aumentaría los pensamientos grises.
Reloj no marques las horas porque voy a enloquecer, me iría para siempre cuando amanezca otra vez.
Bueno, sólo cinco minutos tarde, parece que nadie se ha fijado. Menos mal.
Se instaló ante el ordenador, pero su cabeza seguía en su duda personal. Ella le había dicho que le abrazara lo mismo que la hiedra, y sin que nada le entregara él, ella su vida le entregaría.
Y, sin embargo, la indignación le hizo enrojecer hasta las orejas cuando le vino a la mente su último vaticinio:
Mía, aunque tú vayas por otro camino y que jamás nos ayude el destino, nunca te olvides, sigues siendo mía. Aunque con otro contemples la noche y de alegría hagas un derroche, nunca te olvides sigues siendo mía.
Tenía que apagar ese loco amor, que más que amor es un sufrir, aunque quizás más tarde sentiría nostalgia de escuchar su risa loca y sentir junto a su boca, como un fuego su respiración. Sentiría la angustia de sentirse abandonada y pensar que otra a su lado pronto le hablaría de amor.
En estas cábalas estaba Mónica, cuando oyó la voz de su jefe Ramón y con un sobresalto cayó en la cuenta de que estaba en la oficina y se volcó sobre el teclado.
Su cabeza seguía en clave de bolero. Sin pensárselo más se levantó en busca de su amiga Patricia.
- Patricia hoy tú y yo nos vamos a bailar.

domingo, 7 de junio de 2009

CIUTAT DE LA JUSTÍCIA (Juny 2009)

Aquesta expressió podria indicar que, a Barcelona, en els afers judicials, les coses rutllen de manera exemplar, però dia rere dia comprovo que únicament es tracta d’un eufemisme desafortunat i incongruent. I m’explico:
Visc el cas d’una parenta meva, velleta, i de la seva ex-cuidadora que, havent començat a treballar al seu servei al moment en què la parenta quedà vídua, al cap d’uns mesos li havia pres un nombre considerable de joies -records entranyables i de valor sentimental que ja no veurà més-, s’havia fet transferències de la llibreta de la cuidada al seu propi compte -li presentava els papers de l’entitat bancària en blanc perquè els signés- i fins li va proposar que l’avalés en un negoci que pretenia engegar...
Després d’un gran trasbals i de molts dubtes, consultada la família, la meva parenta la va acomiadar. Ara resulta que l’acomiadament va ser improcedent i que l’ha d’indemnitzar. ¿He de concloure que la justícia entén que era preferible que la meva parenta es continués deixant fer fins que la cuidadora se li hagués “menjat” els pocs o molts estalvis que tingués?
També visc en carn pròpia el fet que una empresa editorial em deu uns diners des de mitjans del 2007 per diverses feines realitzades. Esgotada després d’un munt de contactes telefònics infructuosos, exhaurits tots els meus arguments de paciència, de voluntat d’adaptació a cobrar aquests diners en els terminis que els anessin més bé i que arribéssim a fixar, davant la constatació de la nul·la voluntat de liquidar el deute per part de l’editorial en qüestió, el desembre del 2008 vaig optar per sol·licitar l’ajut de la justícia. En ser una quantitat que ronda els 3000 E, teòricament havia de bastar amb un “procediment monitori”, que pot veure’s resolt en un parell de mesos...
Doncs bé, fa dues setmanes em vaig assabentar que, com que no s’ha trobat la seu de l’empresa aquí a Barcelona, el jutjat s’està plantejant si té o no competències per enviar la meva demanda al jutjat d’una altra província catalana (sort que no s’ha d’enviar a la Sibèria o a la Patagònia!). De manera que, a hores d’ara, al cap de sis mesos de la meva petició formal, no solament no he aconseguit de cobrar el deute, sinó que l’editorial encara no té notícia de la meva voluntat explícita de cobrar-lo.
¿Que potser succeeix que cap dels professionals implicats no fan bé la seva feina?
Vet aquí la cara més visible i més llastimosa de la “ciutat de la justícia”, que una i altra vegada ens mostra la perversió i la podridura d’un sistema que, teòricament -només teòricament, ai las!- ens empara.

Montserrat Gallart Sanfeliu

sábado, 2 de mayo de 2009

Haikus


Hace frío
Y la luna
Más desnuda que nunca.

La noche
Limpia de nubes
Y un frío desamparo.

Pequeña luna gélida
En una noche invernal
Tras mis pasos.

Compañeros fieles
Misteriosos vínculos
Los gatos transparentes.

Cielo plomizo
Y un baile de ocres
Al compás de la tormenta.

jueves, 30 de abril de 2009

Madeleine (de R. Cases)

No tenen res a veure amb qui esperes
aquells que veus passar a través del vidre.
T’asseus, inquieta, i demanes absenta
que et vesteixi una mica la soledat.
Hi ha dies que no goses alçar els ulls.
Fora al carrer, més ombra que certesa:
un món hostil que aguaita.
D’altres, fixes la mirada amb insolència
i vas traient d’un estoig per airejar
la pila de records que se’t barregen.
N’hi ha que suren dolços com la càlida
abraçada de l’aire que ens envolta;
d’altres, punyents, fan recular el desig
de recobrar el temps i de salvar-te.
No cal que giris el rostre amatent:
ningú no et durà un grapat de castanyes
aquesta nit glaçada de novembre...

miércoles, 29 de abril de 2009

Barbie

Creu que la terra tremola al seu pas.
Sabates mínimes d’agulla
li fan dibuixar la ziga-zaga del desequilibri:
no hi fa res, ella avança.
Corre adelerada cap a la caça...
Faldilla bombada i curta,
que es balanceja ignorant de tot.
Dona de vitrina, cervell buit,
brusa cenyida i escot d’horitzó.
Llueix bosseta menuda i llampant
i uns cabells tenyits i ben planxats
que –com els ulls- no són els seus.
Nina de drap, capa de maquillatge,
corre adelerada cap a la caça
i existeix només per la mirada de l’altre.
D’aquí a una estona, es mesurarà
amb altres nines de drap,
i així un dia, i un altre,
amb vestits mínims
i maquillatges extremats;
canviarà sovint el tall i el tint,
per no perdre oportunitat en la caça...
Fins que un dia, potser, en la imatge
que li torni un mirall crític i veraç
-si és que el troba-,
descobrirà que té un cos inútil,
del tot deshabitat.

viernes, 24 de abril de 2009

SOTA UN ARBRE

Contemplar un arbre des de la base mateixa
del seu tronc
és provar de mirar el món d’una altra manera.
És introduir-se en una pell receptiva i,
sota l’endevinat pessigolleig de les fulles,
sota el mapa no desplegat
de branques i branquillons
que es gronxen al vent,
seguir-los el camí, veure on ens duen,
abastar el cel nítid a través d’ells.
És fer l’exercici de copsar altres alès
de la realitat
i sentir la saba que,
escorça amunt,
ens navega a través dels dits.
És respirar fins i tot diferent,
més compassats, sense pressa,
i, en aquesta quietud contemplativa,
endevinar nous colors per al present,
noves perspectives i objectius.
I és comprendre, lúcidament,
que per tornar al lloc d’on venim
cal una vida.

miércoles, 22 de abril de 2009

SI EL MAR ME LO PERMITE

Me llamo Miguel y soy, bueno, fui pescador. Lo sigo siendo porque esta profesión imprime carácter como ninguna otra. Por siempre el olor del mar por siempre el verde-azul o azul-verde en mi mente, en mi pensamiento, en mí….impregnando mi vida.
Salgo de casa al alba y percibo en todas las fibras de mi ser, con sólo una mirada al infinito, si el día va a ser soleado….o turbio, o ventoso. Si las nubes se van a pasear, juguetonas, escondiendo a ratos el sol. También observo el mar en lontananza y me voy dando cuenta de su estado de ánimo. A medida que me acerco, él, soberano absoluto, me va a comunicar si hoy me va a permitir coger mi barca, Teresa, y salir a trabajar.
No, Miguel. Recuerda. Teresa está varada en la arena desde hace unos cuantos años, y tú sólo te acercas a la playa a pasear y a recordar. Sobre todo a recordar. Contemplo, acaricio con la mirada a Teresa. Compañera fiel, constante, resistente pese a su fragilidad. Aquí permanece, a mi lado. Nadie diría que contiene, recipiente blanco y transparente, los avatares de toda una vida. Hemos luchado juntos contra vientos sorpresivos, contra turbulencias profundas. Eso sí, la he cuidado como nadie. Cuando el mar no me ha dado su permiso para faenar, me he dedicado a calafatear sus pequeñas y grandes heridas. A reavivar sus magníficos colores. Su blanco luminoso y sus líneas verdes y anaranjadas.
Aquí están las redes que han pasado mil veces por mis manos. Las he remendado una y otra vez, dando rienda suelta a mis pensamientos. Sólo así, al ritmo de las olas, al ritmo de las manos, el alma se serena. Acoplando el vaivén, mente y espíritu descansan en la arena de la playa como el borde nacarado de la ola reciente.
Nunca, nunca he planeado mi vida.¿ Para qué?....Mi vida, siempre ha estado a merced del mar, de las nubes, del levante. De temporales y calmas que se han sucedido a lo largo de los años. En realidad como la vida de todos, aunque, vanidosos, estemos convencidos de lo contrario.
Mis amigos de siempre, los gatos portuarios, a los que he alimentado durante años y que sigo alimentando aunque estos ya sean los hijos de los hijos. Silenciosos compañeros que han adquirido un pelaje uniforme con el entorno, acorde con su alimentación. De color gris verdoso, semejante a los restos de pescado que engullen apresuradamente sin dejar de vigilar fieramente a sus vecinos. Me aman, lo sé….aunque permanezcan a una distancia expectante. A una distancia suficiente como para captar mis pensamientos, mis efluvios amistosos. Sabios como nadie, reconocen a través de vete a saber que telepáticas señales, mis momentos de paz y recogimiento. Intuyen mi llegada mucho antes de que aparezca y permanecen cual esfinges, cada uno en su pedestal, exhibiendo su majestad inalterable con la seguridad de ser atendidos sólo por el hecho de ser quienes son. Jamás se humillan, aceptan el fluir de la vida, lo que les depara el hecho de estar aquí y ahora. Si es día de pesca se come y si no es así, se duerme. Como yo, tienen por dueño al mar, y sólo si él lo permite la vida sigue su curso.
Es justo en este momento cuando el recuerdo de mi buen amigo Luís, me aparece vívido, doliente, agridulce. Luís, en equilibrio sobre una ola, o quizás suspendidos tú y tu barca de una nube, debes estar sonriendo como solías, socarronamente. Te fuiste un día, desafiando al gran soberano que con una fuerte brisa de levante, nos avisaba a todos de que aquel día las olas estaban predispuestas a engullir incluso a los mejores navegantes, por muy arrogantes y experimentados que estos fueran. Y tú lo eras amigo.
Poseer la mejor barca del puerto, el mejor Laúd de vela latina y llevar el audaz nombre de Atrevida, no pudieron salvar a Luís de naufragar en un oscuro temporal ahora hace ya ocho años.
Un día y otro día, y otro, acuden a mi pensamiento, sus palabras de fuego, su expresión determinada y tozuda, retando a los elementos. Su quehacer obstinado y preciso en plena faena, como un danzante que ha repetido una y otra vez la misma coreografía, semejaba una maquinaria bien engrasada, de una rara belleza, como si hubiera nacido sólo para eso. Sus manos fuertes y esbeltas, sujetaban las redes sin herirlas haciendo que se deslizaran con suavidad. Sus músculos en tensión atentos al palangre y dando órdenes precisas a su fiel ayudante Manuel. Vibraban en sus estertores dentro de las redes, congrios, atunes, doradas, merluzas y una inmensa variedad de pececillos plateados sin nombre, amén de moluscos, estrellas y caracolillos insignificantes. Arrebatada a las profundidades, la variada fauna pugnaba por escapar aturdida y sobresaltada. “Atrevida”, parecía zozobrar inclinándose peligrosamente. Las olas impertinentes la zarandeaban y en algunas ocasiones les daban a entender a los intrusos que se estaban apoderando de lo que no les pertenecía, saltando por encima de la embarcación y arrastrando todo lo que podían. Era entonces cuando Luís desplegaba toda su sabiduría de viejo pescador, manejando certeramente “la mística”, nombre de la vela sutil y elegante, consiguiendo alinearla y equilibrarla, rumbo al puerto. Como si nada hubiera pasado, sonreía con suficiencia y bromeaba con Manuel lanzándole pececillos y conchas que habían quedado arrinconados en el fondo de la barca.
Más tarde, en la lonja, exhibía su captura acompañando la subasta con aspavientos y bravuconadas de quien se siente por encima del bien y del mal.
Ay Luis! Que nuestro dueño y señor no perdona a los soberbios. Cada uno de tus regresos en los que le habías desafiado y te colgabas los laureles de vencedor, deberían provocar en él una amplia sonrisa bordeada de espuma burbujeante. No obstante, estés donde estés querido amigo, seguro que sigues plantándole cara. El mar, la mar….como madre posesiva, ha fagocitado tu energía pero seguro que jamás te hará bajar la cabeza.
Y aquí seguimos los más humildes, respetando el fluir cotidiano de las olas, acompasando nuestra vida al quehacer y los designios de quien permanece, para lo bueno y para lo malo, por encima de nuestros empeños.

domingo, 19 de abril de 2009

Cerebros de repuesto


Cada día al levantarme acudo a mi jardín, me acerco hasta el inmenso nogal que tengo plantado en el centro, abro una nuez, y me coloco su contenido dentro del cráneo. Por la noche tiro a la basura los restos de la nuez, antes de que comience su ciclo de putrefacción.
Jamás arrastro pensamientos pasados, porque mis circuitos neuronales se renuevan cada día. No sé lo que me deparará el mañana; ello dependerá del cerebro-nuez que me toque en suerte. Hay cerebros ennegrecidos que me producen pensamientos fúnebres, cerebros secos y descarnados, cerebros maduros, cerebros del país y cerebros de California,…
Gran parte de las noticias del periódico han dejado de interesarme; sólo me ocupo de las plantas, los árboles, las plagas,…

miércoles, 15 de abril de 2009

MOVIMENTS

Tal com la llum avança i penetra
tots els racons de la cambra,
així fa la por -o la pena- quan s’instal·la
als replecs de l’ànima;
i així fa també la joia
quan ens posseeix.


MINVES DE GENER

Minves que s’allarguen
com un bany en aigua
que no coneix la por,
com una besada intensa
que no troba el moment
d’arribar a la fi.

viernes, 10 de abril de 2009

Haikus

El mar azul turquesa
Atardecer, lejano
Un velero
----------------------
Gentes que van y vienen
Ensimismadas
No ven el mar

domingo, 5 de abril de 2009

EL BOLSO


El bolso es un apéndice anatómico del cuerpo humano, que neutro en su género tiene, sin duda, una apetencia por lo femenino; observemos si no el nombrecito,”mariconera” que se otorgó al artilugio que los hombres, allá por los años 70, empezaron a utilizar como un signo, creo recordar, de modernidad.

Los bolsos, a grandes rasgos, pueden ser en cuanto a su tamaño pequeños, medianos o grandes y su cavidad única o bien estar configurada por múltiples espacios separados entre sí, cerrados a su vez cada uno de ellos por una cremallera o simplemente separados por un repliegue de tela, en cuanto a la portabilidad los hay estáticos, que colgados del antebrazo, se mantienen pegados al cuerpo, rígidos como suelen ser sus propietarias, los hay dinámicos, en “bandolera” que podemos ver cruzados como cananas o semi abandonados en el hombro, dependiendo del estado anímico y /o del lugar por donde se transita y por último, para complicar más las cosas, de unos años a esta parte han aparecido las mochilitas.

Después de esta descripción parece lógico, que dada la gran cantidad de tipos de bolsos, se puede escoger el que mejor cubra nuestras necesidades y que al mismo tiempo sea práctico, pero esto es algo imposible, una de las características de los bolsos es que ninguno reúne las propiedades que pueden hacer de él el bolso perfecto y por ende convertirse en motivo de satisfacción para su dueña. Porque, ¿qué le pedimos a un bolso? Le pedimos capacidad para poner lo necesario, lo innecesario y lo por si acaso y además que encontremos lo que buscamos con rapidez, fácilmente. Y esto, justamente esto, es lo que malogra lo que podría llegar a ser una relación perfecta dada la intimidad física y anímica que se establece entre dicho artilugio y la propietaria.

Los bolsos pequeños son especiales para las amantes de lo minimal, pero la paciencia debe ser un requisito indispensable para estas usuarias. He visto filigranas para poder colocar en él todos los elementos que cabrían en un bolso de tamaño mediano o grande, sin embargo, el problema no reside en esta primera fase, el problema surge por ejemplo cuando al subir al autobús debes pagar el billete y mientras el dedo se pelea por llegar a la parte inferior del bolso donde poder hacer palanca para que salga el billetero, sientes en la espalda la presión de diez ojos que taladran y ves los movimientos impacientes del conductor. y por la noche...... cuando llegas a casa del cine, estás en el portal, te ha parecido ver una sombra extraña y las llaves están debajo de la agenda, de las gafas de sol y del billetero? Horrible, mejor un bolso con muchos departamentos bien delimitados para poner las cosas ordenadamente. Ésta parece la solución ideal ¿verdad?, pues no, o cuando menos no para todas, sólo para aquellas mujeres súper ordenadas que siempre saben donde ponen las cosas y que además siempre las colocan en el mismo sitio, de lo contrario la escena se repite, pero esta vez abriendo y cerrando cremalleras; si se buscan las llaves en el compartimiento lateral izquierdo y no las encuentras vas al derecho, luego al posterior, al anterior y por último al central, con el peligro de que con las prisas se pellizque el forro del bolso y en un ataque de desesperación decidir vaciarlo para, finalmente, ver que están ahí, mirándote, justo detrás del monedero. ¿Y qué decir cuando suena el móvil en uno de estos bolsos “multi camarales”? es una de las peores experiencias que se pueden tener, empieza a sonar la musiquita y con mano segura vas al departamento que ya han diseñado especialmente para móviles, pero no, no está ahí, buscas en el de al lado, y el ta ra ra sigue sonando, sonando, eres consciente de que el tiempo se acaba, que en segundos saltará el contestador y cuando al fin vencedora logras asir el móvil se hace el silencio, qué frustración, qué sentimiento de ridículo, una vez más el bolso ha ganado la partida.

El bolso saco, el bolso saco de éste mejor no hablar, al ser el de mayor tamaño cabe absolutamente todo y cuando digo todo digo todo, las gafas de sol y de leer, la agenda, el billetero, el monedero, el móvil, las llaves, la cámara fotográfica, la libreta, el libro y un largo etc que queda cubierto por la trampa mortal del por si acaso......(lo necesito), se imaginan buscar algo por ahí dentro y encontrarlo con prontitud? Este bolso solo es recomendable para aquellas mujeres que dispongan de todo el tiempo del mundo para dedicarlo a la busca y captura de enseres o bien con tal grado de paciencia que puedan resistir la tentación en un momento dado de vaciar su contenido en el primer contenedor que encuentren.

Sin embargo y a pesar de todos los inconvenientes me encantan los bolsos!!!!!!!

sábado, 4 de abril de 2009

Una sonrisa cibernética


Desde hace ya algunos días, una carita sonriente me persigue allá donde voy. Todo empezó estando yo en el ordenador, un día de esos en los que el aburrimiento te hace pasar de una cosa a la otra, sin ton ni son, y en los que el ratón saca humo de tanto baile. En un extremo de la pantalla apareció esa carita a la que en principio no presté demasiada atención, cosas de la publicidad, vete a saber que te quieren vender con ese reclamo.
El dedo escoba que todo lo barre, ya por pura inercia, apretaba el botoncito de hacer desaparecer estorbos y dale que dale, la carita sonriente se empeñaba en acompañarme. Yo que soy de naturaleza pacífica, finalmente, le di cabida en mi vida. En fin, que fue el inicio de una gran amistad u obsesión, se mire como se mire.
El caso es que se fijó en mi mente de tal manera, que la veía en todas partes y a cada momento. Ahí estaba en mis noches de insomnio, también aparecía en los momentos más inesperados, yendo al trabajo, en el metro, en la panadería. Sin saber porqué, a mi alrededor todo eran caritas sonrientes. Andando por la calle, el otro día, me encuentro una familia de color chocolate y vestidos multicolores. Pues todos, todos, lucían la carita sonriente de dientes blanquísimos.
Perpleja y un poco abochornada, aceleré el paso hacía mi casa. Necesitaba recapacitar. Mientras esperaba que cambiara el color del semáforo, miré distraídamente hacia un aparador de una tienda de regalos. Caramba! Otra carita sonriente, me acerqué un poco más…. pero si soy yo!!!!!

jueves, 2 de abril de 2009

SONET DE TRAMUNTANA

A l’extrem costaner i en terra empordanesa
a recer del Pení, davant dels Bufadors,
habitat per onades i per vents sonors,
un poble encalcinat d’encalmada bellesa.

Quan arriba el bon temps, el groc de les mimoses.
Paisatge pinzellat tot l’any per oliveres,
ginestes que guarneixen turons i dreceres,
unint el Cap de Creus a l’Almadrava i Roses.

Cadaqués bat al mig, amagat i silent;
mariners, traginers n’han fet un confident;
la parla diferent sona molt més senzilla.

Artistes, gent de pas, filòsofs, pensadors
gesten en el teu sí projectes i fervors...
Cadaqués, fada blava, deessa i pubilla.

miércoles, 1 de abril de 2009

Quería ser romero

Un tiempo hubo,
Cuando soñaba a León Felipe,
que quise ser romero.

Imaginé caminos siempre nuevos
Que ante mí abrían infinitos de futuro,
Apenas exploradas vías lácteas,
Constelaciones perdidas en el cosmos,
Mares multicolores esperaban mi barca.

Quería ser romero.

Habitaría todas y cada una de las ciudades de la tierra,
La latitud extensa del desierto sería mi frontera,
Mi música, la risa de los niños, el romper de las olas;
La luz de una mirada y el susurrar del viento, la palabra.

Quería ser romero

Una tela de araña atrapó miembros, sueños,
Encorsetó ilusiones, envolvió libertades,
Cerró caminos, pero dejó rendijas en puertas y ventanas
Y por ellas me llegan la risa de los niños, el romper de las olas,
La luz de una mirada, el susurrar del viento.

Quería ser romero.

Es Cucurucuc de Cadaqués


Així queden el mar i el cel de Cadaqués després d'unes hores de pluja...

martes, 31 de marzo de 2009

Recança


No s’ha vestit de nit avui la lluna,
que no ha sortit.
La festa dels estels queda ajornada
sine die, torna el neguit.

Arriba el crepuscle amb tan lenta llum,
que allarga la seva ombra fins a l’experiència
d’una nit sense albada.
Sóc en la ploma.
Se’n desprèn una síl·laba en forma de llàgrima.
La ploma pot sagnar i amarar el blanc de les pàgines.
Hauré de practicar més d’una cura al manuscrit...

Visc amb l’única recança
de no haver-te obert la mà
quan calia
i haver-te deixat fora de mi
per sempre.

No s'ha vestit de nit avui la lluna,
que no ha sortit.


domingo, 29 de marzo de 2009

Junto al mar

No se habían disipado todavía las brumas del amanecer, un tímido sol a penas se desperezaba y lentamente empezaba a perfilar el paisaje. En la tenue línea del horizonte, un pequeño velero parecía suspendido en la nada, dudando entre dos realidades. La sintonía del momento me hizo sonreír, así se sentía mi alma.

sábado, 28 de marzo de 2009

Sin título


Invento
una trobada amb tu
en alguna ciutat
que no figura als mapes.
En passegem
totes les avingudes
de bracet...

Afegeixo
un gust de mel als llavis:
la magdalena que voldria compartir.

viernes, 27 de marzo de 2009

Luna y querer


La luna y el querer se acompasan.
Cualquier lugar recóndito puede servir de cuarto creciente.
Luego vendrá la plenitud de la luna llena y, después, el cuarto menguante.
Con la luna nueva, quizá un nuevo querer...

La Poesia


Cordam de l’ànima esquinçat
fins la darrera costura;
costura on plouen arrels de llibertat
a bots i a barrals;
llibertat no emmordassada
per res ni per ningú;
mordassa que es desclou
amb l’anotació quotidiana;
anotació en solitari que omple
qualsevol vacuïtat
i arriba a tots;
vacuïtat substituïda pel gruix
de les paraules;
paraules que aixopluguen i vesteixen
la intempèrie de l’ànima...

Haiku


Estallan las mimosas
fulgurante amarillo
en un frío Febrero.

miércoles, 25 de marzo de 2009

martes, 24 de marzo de 2009

Niños y viejos


Los niños son cercanos a los viejos por esa simetría que los mantiene equidistantes de los límites de la existencia, principio y fin.

Sin título


No t’he oblidat,
només
he après a viure sense tu
i a reflectir el meu plor
en els ulls de la lluna.

He deixat de conjugar
els verbs que m’inspiraves.
He après a no pujar
a la muntanya russa de l’amor.

Navego en la seguretat
d’aquesta eterna absència
i, com tu, vaig morint
cada dia una mica...

A la datxa


Brogit de mar,
gavines,
remors que semblen pregaries...

Fantasía




Me gustan las nubes rosas
y también las amarillas,
las verdes casi musgosas
y las lilas con puntillas.

En el tren


En el tren, mientras miraba el mar tras la ventana,
he visto un NO enorme grabado en el cristal

Aquí empezó todo